ANOMALÍA GRAVITACIONAL
(Memoria del río)
La ciudad se llena del río
que se extingue lento por las cañerías.
Pedazos pegajosos de río
se escurren en las ruinas de todos los hombres.
El agua llega aunque se camine por su otra orilla
a inundar
destrozar los cuerpos en un segundo de contacto
y la ciudad gime
gime de tanto río regado por sus calles.
Y el río gime más hondo que dios
y arranca a la ciudad de su latido:
sale a pasearse por el corazón
del hambre
y lo seca.
EN TRANCE CON EL RÍO
Yo tuve una larga conversación con el río Cauca y me lo dijo todo
JAIME JARAMILLO ESCOBAR
Y yo tuve una conversación nocturna con el Sinú y me dijo que viviría en mi carne. Ese día me acerqué temeroso. Voces de su otra orilla instaban a lanzar mi cuerpo sobre él. Negras raíces de su orilla arrullaron mi oído con la voz de la ausencia: aquella voz selvática que volvía a pedir que me lanzara a las aguas, a los cuchillos que aguijonearon mi carne.
Estuve obligado a huir de su orilla.
Huía y un trance midió la carne de mi pecho con su hilo de barro, entonces volví a su orilla a obedecer los deseos de sus aguas.
Sus voces volvieron como cripta.
Volver fue como volver a la infancia a escuchar esas otras voces punzantes de la carne que piden ser descifradas para desbordarse. Cuando el río empiece a secar su cauce, por la mano podrida de un dios metálico, criaturas amarillas arrancarán mi corazón para darle paso al polvo.
El Sinú vivirá en mis huesos, lo supe esa noche.
VACA NEGRA
Herí mi corazón huyendo del sueño
en el que se inundaba el mundo.
Turbia fue la rabia del río
que se volcó contra mis ojos.
De él salieron las hormigas de fuego
que devoraron mis manos
y llevaron mi rostro frente a un espejo
convertido en la vaca negra
que rumió
la otra orilla del mundo.
RÍO EN BOCA DE RANA
Escuchar las voces turbias del río
en la rana que degüella su garganta
en la orilla del camino
o ser la rana que canta en la entrada del bosque
o ser
con los oídos resecos de escuchar su garganta
los cuerpos esparcidos en el río
y hacer un movimiento frente al agua
para minúsculo
descubrir que estoy en la orilla del bosque
cantando en boca de rana
la melodía de la ausencia.
HOMBRES DE HAMBRE DULCE
Siempre escuchamos la persistente gotera.
ELVIRA HERNÁNDEZ
Paisajes gimientes para el hambre que talla el río
el sol pasa y se hunde en el centro de doscientos años de ausencia
de repente la lluvia ocurre llevándose brazos del río
con estómagos hambrientos
Los cuerpos sudan
y la tormenta hace de su brazo
un río que borra al hombre.
Las madres preguntan al dios del agua
por la orilla de agua que no borre la ciudad entera.
El asfalto hierve vientos oscuros
sofocantes goteras destrozan los tejados.
El hombre se moja con miradas de pan
y espera a que se escurra el día.
El día se escurre
y ahora brama en el sueño del hambre.
Corrosivas las goteras:
El hombre desde las entrañas de su casa
sana su tejado.
Su casa como puerta de agua
el agua como puerta giratoria
para las falsas carnes
que aparecen en sus pesadillas.
Repartir el hambre por el día
es escurrir la vida en las manos,
repartir al hombre por el día
es escurrir el centro de su corazón.
La muerte pone al río en disposición del hambre.
ENCUENTRO INESPERADO CON EL RÍO
Cientos de moscos pululan en el río
a cincuenta y nueve segundos
antes de que caiga la noche
mi rostro entra en escena
a diez kilómetros por miedo
y el río se me pega en los poros.
Mi boca se abre en señal de asombro
y los insectos ahora
copulan
con un pedazo de agua
en mi vientre.
Intento salir de la escena
y caigo siendo mosca
en su orilla.
EL AGUA DE LOS SUEÑOS
Rotas están las puertas de
la tierra.
CZELAW MILOSZ
Pescar del agua del sueño una puerta abierta
que te lleve al patio de tu infancia
para decirle a tu padre que no sacrifique animales frente a ti
que no haga pactos con tu dolor para honrar su apellido
ni que use el patio para festines con tiros al aire
mientras tu fragilidad es descubierta sola
delante de tu garganta
solo escuchada por el río.
Abrir la puerta
y detener siete veces la mano de tu padre
y siete veces perdonarle
y siete veces escribirle el mensaje en su sangre:
La infancia hala como la criatura blanca
ahogada en el centro del río.
De Bramidos de agua dulce (2020)
Francisco Bárcenas Feria (Montería, Colombia, 1997). Poeta y licenciado en Literatura. Fue ganador del premio regional “Mesa de Jóvenes Jorge García Usta” de PoemaRío- Barranquilla en 2018. Autor del poemario Bramidos de agua dulce (Escarabajo 2020). Incluido en la antología Como la flor voces de la poesía queer colombiana contemporánea. Sus poemas circulan en revistas nacionales e internacionales.