Emergemos a la superficie en busca de aire para volver a luchar en las profundidades, vamos por aire al poema. Las voces que cantan en los versos de Eliana Maldonado abren paréntesis a la precariedad de la conciencia. Así, asistimos al rito donde la poesía activa pequeñas alertas en el silencio:
En esta vida morir no es nuevo
lo nuevo es nacer,
salir del útero,
sentir el aire taimado y denso
de un viejo hospital,
ser arropado con el saquito de lana
y quedar despojado de la tibieza de la madre.
Lo nuevo, lo difícil, es nacer; vivir otro minuto con el aire viciado es el reto. Eliana nos enfrenta a esa verdad inaplazable. Los sujetos poéticos crecen como si estirasen la hilatura de la seda, vemos devanar el hilo de las imágenes. Se cepilla con destreza el capullo para poder encontrar el cabo exterior, se tira del filamento de una forma similar a como se haría con una madeja. La hebra, de Lunas de sombra, ofrenda su largor desde la conciencia cotidiana en un arco temporal que nos remite a la infancia, hilvana el presente e indaga el futuro:
Soy el río que corre,
antes caudaloso y brioso,
ahora yermo,
pequeño hilo,
manantial muerto.
Ya no sacio la sed
de las gargantas secas.
Su evocación nos condena a lo imposible. La palabra crepuscular conjuga una aventura de la existencia en acuerdo con lo sagrado, la memoria y lo otro fundamental que doblega a los vientos furiosos. Entonces, la poeta, nos lleva a un jardín de hermosas y terribles flores carnívoras cuando el eco de este mundo domeña a las bestias:
Hoy no grazna el buitre,
se alimenta.
Cierro los ojos,
tal vez pueda mantenerlos
en sus órbitas.
La visión descarnada del dolor se nos presenta a modo de trazos y gestos, un abrir la llaga que recoge el movimiento sobre el papel para verterlo en la mente. El ser entrega su existencia a la magia simbólica de la abominación, a la ausencia como chantaje primordial. Estamos condenados a cargar la necesidad de un origen: ¿realidad o ficción?
Amarú Vanegas
EXISTO
¿Qué haces en este mundo?
Corres
te escondes
reapareces
escarbas en el frío
robas
lloras
lloras y te revuelves en el hambre
te bañas en las cloacas
negras de la ciudad a oscuras
extiendes la mano
y te inclinas a la espera
de la moneda que no llega
inhalas el demonio amarillo de la botella
te acurrucas en la acera
perdido entre el alba y el ocaso
ansiando amor, cobijo, abrazo.
¿Qué haces en este mundo?
Existes y nada más.
ALBA
En esta vida morir no es nuevo
Y vivir tampoco nuevo es
SERGEI ESENIN
En esta vida morir no es nuevo
lo nuevo es nacer,
salir del útero,
sentir el aire taimado y denso
de un viejo hospital,
ser arropado con el saquito de lana
y quedar despojado de la tibieza de la madre.
En esta vida morir no es nuevo,
lo nuevo es estar muerto
en un no sé dónde,
con un no sé quién.
En esta vida morir no es nuevo,
lo nuevo es levantarse cada mañana,
inhalar el aire enrarecido de la ciudad,
hinchar con él nuestros pulmones y caminar,
lo nuevo es la calle,
la gente de mirada triste,
la mano que te recibe las últimas
cinco monedas en el autobús,
lo nuevo es el beso,
la piel de un extraño,
la palabra existo,
lo nuevo es el cuchillo sobre la piel
y no poder por alguna razón penetrarla,
lo nuevo es el palpitar continuo del corazón.
En esta vida morir no es nuevo,
levantarse cada mañana,
nuevo es.
LA CENA
Hace algunos días grazna el buitre a lo lejos,
presiente mi carne yerma,
manjar para su pico.
Como columna de humo
ascienden los vapores de mi cuerpo
y estimulan su paladar hambriento.
Hace algunos días grazna el buitre a lo lejos,
me sueña carroña magra
para saciar su hambre.
Cierra ahora la espiral mortífera,
picotea las excoriaciones viejas,
soy pellejo tumefacto,
ni pensamiento, ni idea.
Hoy no grazna el buitre,
se alimenta.
Cierro los ojos,
tal vez pueda mantenerlos
en sus órbitas.
RELOJ QUE CORRE
A la princesa Mariana
Nunca he podido saber cómo
la mayor parte de los seres humanos
nos movemos en el mundo a pesar del tiempo.
Lo que necesitamos es tiempo,
tiempo para salir del útero,
tiempo para llorar y aspirar este aire insano,
tiempo para dejar el seno materno,
tiempo para aprender de la A a la Z y manejar la bici,
tiempo para despedirnos cuando la muerte
viene por uno de nosotros de improviso,
tiempo para cambiarnos el nombre
por el de una profesión
y tiempo para descubrir el verdadero,
tiempo para parir,
tiempo para equivocarnos y negarnos a empezar,
tiempo para ver las arrugas en el rostro y
sorprendernos,
tiempo para dejar de ser amados
y aceptarlo con o sin el dolor de la despedida,
tiempo para despertar en las mañanas,
o tiempo para no querer sufrir la pesadilla de la
noche.
Tiempo…
Tiempo…
Tiempo de reloj de arena,
arena que se escancia en las manos.
Tiempo…
Tiempo…
Tiempo
MANÁ
Soy el río que corre,
antes caudaloso y brioso,
ahora yermo,
pequeño hilo,
manantial muerto.
Ya no sacio la sed
de las gargantas secas.
CONJURO PARA REGRESAR A UN HOMBRE
DE LA SELVA
Levántate de la tierra
alma hermana mía
que no tenga el corazón fronteras,
atraviesa la selva espesa,
te espero aquí, no importa cuándo,
no pares, no mires atrás, no te detengas.
Alma hermana, amiga, hija mía,
no hay fusil, cañón, veneno o fuerza,
no hay arma que te hiera.
Alma hermana, padre, hijo mío,
aquí tengo tu abrigo,
la sopa que alimenta,
elévate con fuerza,
levántate de la tierra,
el captor sorprendido está,
sólo huesos y cadenas.
Alma hermana, amiga, padre, hijo, abuelo, esposo
mío,
tú no tienes cadenas,
atraviesa la selva espesa,
helados ríos.
abandona la calavera,
alma hermana mía,
solitario amigo,
tú no tienes cadenas.
AURA
Te acercas y el aroma
de la belladona, de la pelusa
cenicienta del gardalobo,
de las innombrables flores amarillas
del viejo jardín inundan
la estancia oscura en que penetras,
sientes la calidez de la tela de tafetán verde,
extiendes tu mano hasta su rostro,
acaricias cada curva de su cara y
luego lo besas suave y delicado,
después agónico, exasperado
por tragarte el aire en sus pulmones.
Reconoces cada ángulo de su cuerpo
y no descubres las viejas heridas,
ni los senos flácidos, cansados,
no encuentras en las piernas pequeñas y exhaustas
las huellas de los bailes y caminos andados,
la besas y te hundes en esa profunda oquedad,
silente,
añosa,
centenaria.
Cuando despiertas, la luz del sol que se
filtra por la ventana te revela el engaño:
Aura volverá, te lo aseguro,
por lo pronto, quédate conmigo.
MEMORIA 3
Vuelvo a mí misma desde el sueño
vuelvo desde la leche derramada
y desde la madre ausente,
recaigo en la trampa del horror
y las palabras,
pero vuelvo a mí con la paciencia de un loco sin
remedio,
de un pastor, recolector de ovejas.
Avanzo sin la preocupación de antaño
por los abismos de mi mente,
y me entrego en la delicia de la zona oscura
y silenciosa de mis sueños.
Vuelvo a mí, desde el centro del universo
que poseo y arde fulgurante en mis entrañas.
ANTE EL ESPEJO
Miro mi rostro ante el espejo,
aun no sonrío y sin embargo la otra ya lo hace,
socarrona reconoce mi asombro y juguetea,
una carcajada sale de ese objeto macabro al que le
temo.
Vuelvo a mirarme,
no tengo boca,
me falta un ojo,
sólo está completa la nariz
que lo empaña.
hummm, la nariz,
la nariz…
Aspiro lentamente para engañarla,
me contengo,
los pulmones se ensanchan,
exhalo largamente ese aire blanquecino
y cálido que sale de mi boca,
Así quizá pueda regresar y destruirlo.
Eliana Maldonado (Colombia). Es ingeniera, poeta, docente universitaria y doctora en Literatura. Publicaciones: Bajo la Piel (2007), Lunas de sombra (2010), Hacia el Pacífico (2015), Cartografía de la lluvia (2016), El pozo de la infancia (2018), Pájaros que no existen (2020) y el libro de cuentos Aquellas mujeres en miniatura (2019). Ha publicado en diversas revistas dentro y fuera de Colombia. Invitada a diferentes festivales nacionales e internacionales. Obtuvo el premio de Poesía erótica Jazz-Eros, emisora de la Universidad Nacional. Poemas suyos han sido traducidos al inglés y al portugués.