LOS POSEÍDOS
No mires
cuando la brisa del cerro
asalte mis pulmones
Soy poseído
por sus olores
cada vez que llueve.
Me transformo en bestia
adivino sus gamelotes a lo lejos
y quiero llorar.
La naturaleza me domina
envidio a los pájaros,
sigo creyendo en las cosas del cielo.
Sé que hay millones de oscuridades
mirándonos,
animales que nos temen,
insectos que nos odian.
La ciudad es un callejón sin salida
no hay manera
de que pueda escaparme
solazarme con el oleaje
y los pétalos de la Cattleya.
No puedo ir tras ese río.
estoy recostado al muro de la ciudad
y antes que lleguen los matarifes
pongo toda
la concentración sentimental
en tu persona
en el alma de tu boca
en el clítoris todopoderoso
y en el espíritu caliente de tu piel.
Pueden transcurrir todas las épocas
y emerger diamantes de la basura;
Dios puede regresar
a construir otro paraíso:
No me moveré del barrio.
Solo me interesan
tu sexo, tu voz,
tu razonamiento agredido
por mi besuqueo
tu madurez,
tu silencio infectado de sueños.
Aspiro al ejercicio de amarte.
Me siento lúgubre
cuando me miras de cerca
y me atormentas con un paréntesis.
No le tengo miedo a la cursilería
del amor a primera vista.
Constantemente recuerdo ese minuto
aunque después
te haya desencantado
una que otra fealdad mía
un mal aliento
una frase bastarda
descubrir que tengo
un espíritu jorobado
pero amarte ha sido
una pasión analfabeta
un trabajo solemne
una infancia al revés.
La ciudad sería
una tumba
sin ese viejo amor a primera vista.
Me desespero
cada vez que cierras
la puerta del baño.
Odio las intimidades
y esos minutos
en que somos extraños.
El vagón casi vacío
me refleja contra la velocidad.
Veo ojeras moradas y viejas,
y esas canas tan ajenas;
hace poco
era un muchacho agradable:
ayer o antier.
Me asombra reflejarme sin ti
y huyo de la muerte con un ticket.
Sé que tus ojos eran más hermosos
de lo que son
que no debí hacerlos llorar;
sé que tus manos de ángel salvaje
se han resecado
por mi culpa
la cocina, los platos;
sé que he debido guardarlas
para que vuelen
perfumadas,
armadas de uñas rojas
hincándose en la magia
que estaba obligado a darte
y me doy cuenta
de que tus piernas eran más delgadas
y que tu corazón era más blando:
fui un depredador contigo.
No es menos cierto que eres
la mujer que amo
yo, animal de los bulevares,
y pido perdón
por no haberte conservado
más allá de esta vehemencia,
a salvo de mis tosquedades,
pero yo creí que el amor era eso:
comerte aquí, morderte allá,
chuparte como una cayena,
almacenarte cual arena
en esta concha
lamer tu rocío
y besar tu retrato,
que la vida
es una temporada especial contigo,
que estas calles, estas películas
esas manos agarradas
somos los dos, alucinando,
esperando el atardecer
para quedarnos mirando
el lomo de los cerros
con su filo de nácar
y la luz alejándose
cual yéndonos en barco;
yo igual a un islote
cubriéndose de noche
y tú recostándote como una sirena.
DE TARDE
En un resquicio brusco la paloma casera
picotea las sombras debajo de sus alas
y en su nervioso cuello se refleja la espera
como si todas las horas fueran malas
El corazón de mi mujer se altera
con la distancia luminosa y toma
la tarde chamuscada en primavera
picotea la nostalgia y se vuelve paloma
Antenas que se mecen sin asombro
pueblan el aire encima de la vida
cual osario que guarda la señal de la cruz
Se retrasa un instante la partida
porque el sol se coloca sobre el hombro
el cadáver morado de la luz
De Los Poseídos (1999).
Premio Municipal de Literatura, Mención Poesía (2000).
ESPEJISMO
Mi mujer siempre fue
una aparición
un encanto
de pozos antiguos
en su barrio
había calles con postes de madera
las mariposas caían en los charcos
manoteadas de sol
la tosquedad municipal paralizaba el mediodía
y ella surgía
sobre el asfalto agrietado
como una ninfa de vapor
hoy sigue siendo alucinante
acabo de verla flotando en el pasillo
y nunca le he preguntado
sobre su artera condición de espejismo
RESQUEMOR
Dolor de luna cariada
y ausencia de amor
en esta música de víboras
una moral de último momento
envilece el saludo
en la avenida Baralt
un policía
piensa dos veces algún resquemor
el hedor a orina
bruñe el asma
paso al lado de un cajero electrónico
y una mujer se inclina
sobre la pantalla
tiene nalgas sumisas
aunque su rostro
está clavado
como un hacha
en la soledad de la carne
RESTAURANTE
Alfombra roja barata
que haces penumbras
para que la tristeza se sienta mal
te sobrevolé en el restaurante
las mesas tasajearon mis muslos
sólo había una pareja tocándose
nariz con nariz
el baño era una incrustación geométrica
oriné encima de una colilla de cigarrillo
y cuando salí
el barman me observó
despectivo y grasiento
enfoqué su identidad
ojos de traicionado, boca de chofer,
castrado de la tierra
colilla destripada
me fui a llamar por teléfono
creyendo que estaba en 1970
y mi mujer quería que yo la llamara
De Peregrino de vidriera (2001).
SOÑE QUE LOS SUEÑOS NO ERAN VERDAD
Este corazón desarropado
sin cuerpo qué ponerse
flota en las calles de los sueños
que jamás se caminan de regreso
Esos ojos rodando entre la sangre
Esos ojos que miran lo de adentro
Esos ojos de tuétano
Esos ojos que nos hemos tragado
hasta el fondo de lo agrio
Hay cocinas muertas, fogones polvorientos
y el corazón se cree gallina perseguida sobre las cenizas
El sueño abruma con su país anónimo
aparecen familiares, amigos, novias y conflictos
que no son de uno pero que reconoces como tuyos
la abuela inventa una luna de harina
en rezar amoroso y tú espantado
sin saber quién es ella
volteas porque te dan una palmada
y eres el hombre que te está palmeando
y acaba de llegar
No te puedes quejar de los sueños
nadie puede consolarte por un sueño
los sueños no son legales ni ilegales
los sueños son tuyos, pero nunca podrás retenerlos
su jaula eres tú
su pájaro eres tú
alma buscando espíritu en un paladar de olvidos
Los sueños giran sin destino en el carrusel de la mente
la boca intenta pronunciarlos y describirlos
el corazón aspira predios de palpitación
en la calle imaginada
donde el sol no deslumbra
porque los sueños no tienen mediodía
El sueño todo es un pecho sin cuerpo
un corazón baldío
pero sentir es inevitable
dormidos o despiertos hay que someterse a los embates
de lo que parezca suceder
Todo está dicho sin que se conozca el por qué
Todo está ciego sin que la luz lo sepa
De Duermevela (2004).
José Pulido. Poeta, escritor y periodista, nació en Venezuela, el 1° de noviembre de 1945. Es miembro de la Academia Venezolana de la Lengua. Es miembro del Colegio Nacional de Periodistas de Venezuela. Vive en Génova, Italia. En el 2000 recibió el Premio Municipal de Literatura, Mención Poesía, por su poemario Los Poseídos. En 1989 el Segundo Premio Miguel Otero Silva de novela, Editorial Planeta. Ha publicado nueve poemarios y nueve novelas. Forma parte de la Antología Di tú que he sido XV Encuentro de Poetas Iberoamericanos (Antología en homenaje a Miguel de Unamuno); Antología Por ocho centurias, XXI Encuentro de Poetas Iberoamericanos, Salamanca, España; Mundo aquí XXIII Encuentro de Poetas Iberoamericanos en Salamanca, entre otras. Ha sido invitado a festivales en Irak, Colombia, Brasil, Chile, España y Génova. Participó, en 2012, como invitado de los Encuentros de Poetas Iberoamericanos que se celebran en Salamanca y también en el XXVI Encuentro de Poetas Iberoamericanos en Salamanca 2023. En el 2018, en el 2019 y en el 2020 ha sido invitado al Festival Internacional de Poesía de Génova. Desde el 2018 el Papel Literario de El Nacional publica las entrevistas que ha realizado a creadores y artistas en la Serie José Pulido pregunta. Publicaciones más recientes: El puente es la palabra Antología de poetas venezolanos en la diáspora. Compilación Kira Kariakin y Eleonora Requena, para Caritas. Poeti Uniti per il Venezuela, Parole di Libertà (Poetas Unidos por Venezuela, Palabras de Libertad) publicado por Borella Edizioni, evento respaldado por la Associazione culturale Orquidea de Venezuela, con sede en Milán. Heridas espaciales y mermeladas caseras, poemario, Barralibros Editores. Nunca es un artificio el viejo exilio, Ediciones Pavilo, Manuscritos Madrileños. Los espacios del adiós y otros poemas, antología, Los mercados de Fenicia, Editorial Ítaca. Cada ciudad dice que sí grita que no, poemario publicado en italiano y español por Borella Edizioni, Milán Ponzoña de paisaje, novela, segunda edición, Editorial Ítaca. El canto del tuqueque, (libro coedición con Enrique Viloria Vera), Manuscritos madrileños, Editorial Pavilo. Poesía y Lectura de Poesía, Editorial Ítaca. New York Poetry, Enclave Literary, series XXVIII. En septiembre 2022 Mención Honorífica del I Premio Internacional de Poesía Sor Juana Inés de la Cruz. Publicación del poemario En la sombra sin fondo, Mención Honorífica del I Premio Internacional de Poesía Sor Juana Inés de la Cruz, 2023, Memoria de los pecados, novela publicada por Barralibros Editores 2023