DESEO DEL AMAR
I
Érase una vez en el hermoso reino del deseo, una reina y un rey. Cada uno tenía un castillo, un puente levadizo y un foso; y cada uno dejó su balsa atada a la orilla de la noche y se apeó en el verde. Empezaba la lluvia. Rayos y truenos se arremolinaban en torno a la pareja. Los cubría una estela de piel y un faro alumbraba el rumbo desbocado de la tormenta. Asidos a ese faro, la blanca de oscuras trenzas y su amado vieron hundirse las dos balsas. Del suceso han pasado años y en la comarca quedó signada, en las noches de lluvia, aquella isla que fundaron navegando cuerpo arriba el rey comendador y la reina blanca, sus pieles a la intemperie izadas contra el viento fogoso del deseo. Quedó signada la comarca con el semen del sol y de sus sueños. Sus destinos se tocaron, se bebieron y hundieron uno en el otro, antes de reinventar en qué marcharse. Cada uno.
Epílogo: la reina blanca amaba al rey comendador. Él la dejó por otra, una mestiza sanguinaria y muy hermosa, conocida bajo el nombre de Colombia.
DICHA DEL AMAR
III
Me gusta la blanca lisa piel del papel, llegar hasta sus esquinas. Me gusta planear sobre el satín del papel, avioncito de juguete llevado a volar a un aeropuerto. Me gusta comenzar y detenerme, y devolverme; esa tersura de la piel humana y del papel me recuerdan el mar brillando al sol. La vida abre su oscura y enorme boca de pozo y aprendo a nadar en ella. Cada vez con más urgencia, pero también con más pericia, pugno por las monedas caídas en su fondo. Antes, yo no sentía esta afinidad con las banderas en los puertos; con la brisa de Acapulco, y los aguerridos jóvenes que se clavan en el agua desde peñas floridas. Hoy es cada vez un lujo más lujurioso lanzarme desde los altos riscos del miedo: bucear a lo ancho del aliento líquido de la vida y, a punto de sucumbir, saltar a la superficie, el ducado del amor apretado entre los dientes.
IV
Primero nada. O casi nada. Un paisaje feliz. El aire libre, estático. Luego un leve estremecimiento. Los árboles ondulan, sus hojas amarillo y verde tierno al viento. Una piedra se clava contra el río, y bajando los charcos, se encarama a la orilla.
Primero nada. O casi nada. Luego un bronco zumbido. Una que otra abejita lanza su lengua de alas. Un ruido pequeñito comienza a propagarse, como un corazón que caracolea sobre el caparazón de la tierra. Una abeja llama a otra. Cruzan tres, cuatro abejas. La colmena cobra ruido, movimiento. Una abeja eleva el vuelo de la piel y acude otra. Desde la colina de los senos una abeja levanta el vuelo, mientras mis muslos suben. Bajan los alcatraces de tus brazos. Un paisaje marino se reproduce en la mitad del mar de la hierba regada de la tarde.
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DUELO DEL AMAR
VII
Querías que ocultara la voz en esa misteriosa caja negra a la que nadie tiene acceso sino la casa madre, una vez sobrevenido el desastre. Yo necesitaba que me dieras la clave de sol, mi, re, do, solo al comienzo, un silbato de metal entre los labios, para cuadrarme encima tu melodía y vagar, cantando a solas, en rumbo recto, mientras las boyas tumbadas por las olas se iluminan de sol y boyan, boyan, navegan como yo, brillando al sol en este inmenso mar de soledad y tristeza. Mis manos te han dejado mil claves en la alcoba y no abrirás ninguna, mi corazón lo sabe. Pero no haré de la soledad ni una blasfemia ni un ruego. Porque me negué a acuñarme en una moneda que solo tú pudieras usar —ni siquiera yo en tu ausencia— sellaste de negro las hebras doradas que me brotaban por ti, y me dejaste habitando las orillas del llanto, aquí, donde no me atrevo ni a respirar, porque volvería a sentir el olor de tus ojos negros…
X
Y es inútil. Llegas como un huracán que me arrasa, casa deshabitada; como una tromba marina tumbándome las puertas y ventanas. Por ti me convertía en estrella china, juguete, oso de peluche, abrazo. Nada, nadie, pudo matarme igual a ti. Ahora, la que mataste que vivía en mí me habita: esa que desde el día en que nos dejaste arrastró como pudo su rostro hasta la ventana, colocó una silla, y se sentó a esperar a que se diera la vuelta tu camisa amarilla que se alejaba. Jamás volviste, y debí sacar fuerzas de donde no las tenía para alimentarnos a las dos. Mi lucha hoy ha sido por sobrevivir, rodeada de hogueras humeantes tras guerras desoladas, hogueras que no dan calor alguno; drenada, tímidamente pobre y sola, mi vida ha sido luchar contra quedar siamesa, o su mitad. Ahora que tu lápiz Nietzsche no tacha mis rincones o mi dolor, he de alcanzar el alfeizar de la ventana y arrancarla a ella de la espera. Seré transparente entonces, multi-coyunturada como una araña dibujada con primor bajo un espejo cuando este salta en añicos. He de deslizarme fuera y ser entera. Volveré a ser promesa. Lo juro, volveré a ser feliz. Pongo la mano sobre el salmo de la muerte que escapo, coronada la huida: rota, sin nadie, y sin nada, por fin poseo la claridad de mis gustos y la autoría de mis pasiones.
ANABEL TORRES, 1948
Anabel Torres es poeta, escritora, traductora e intérprete. Nacida en Bogotá el 28 de diciembre, creció en Medellín y Nueva York. Fue subdirectora de la Biblioteca Nacional de Colombia (1983-1987) y desde entonces reside en Europa. Tiene un M.A. en Mujer y Desarrollo del Instituto de Estudios Sociales en La Haya y un certificado de traducción en ciencia del Instituto de Lingüistas en Londres. Torres ganó dos premios nacionales de poesía en su país (U. de Nariño, U. de Antioquia); el primer premio en la John Dryden Competition 2000, del British Centre for Literary Translation en el Reino Unido, con “This Place in the Night” (Este lugar de la noche de José Manuel Arango), y el primer premio Rei en Jaume de poesía en inglés 2009 con “Human Wrongs”, Calvià 2010. Ha publicado cuentos, traducciones de poesía y ensayos, además de 10 libros de poesía – uno bilingüe y uno en inglés– y dos libros en prosa, ilustrados por ella. Traduce literatura inglés-español-inglés. Vive en Sanlúcar la Mayor (Sevilla), España.
BIBLIOGRAFÍA
Casi poesía, Universidad de Antioquia, Medellín 1974; Universidad de Nariño 1984. PREMIO
La mujer del esquimal, Universidad de Antioquia, Medellín 1981. PREMIO
Las bocas del amor, Árbol de papel, Bogotá 1982
Medias nonas, Universidad de Antioquia, Medellín 1992
Poemas de la guerra, Árbol de papel, Barcelona 2000
En un abrir y cerrar de hojas, Editorial Prames, Zaragoza 2001
Wounded Water / Agua herida, Árbol de papel Bogotá 2004; Editorial Dúplum, Mallorca 2022.
Origen y destino de las especies: de la fauna masculina paisa, Editorial Pandora, Medellín 2009, con ilustraciones suyas.
Human Wrongs, Ayuntamiento, Calvià 2010. PREMIO.
(No) habrá tropel, libro de arte Indesit, Barcelona 2015; Árbol de papel, Bogotá 2015, con ilustraciones suyas.
¿Y la alegría? Ediciones Letra a Letra, Bogotá 2018.
Amar, Editorial Difácil, Valladolid 2023.