TODAVÍA OSCURA DE ALE PASTORE
Por Miguel Ángel Zapata
Todavía oscura se centra en la palabra poética que rehúsa a ser nombrada. El libro transita contra la corriente, y la superficie es solo un ápice de lo que vendrá. El título tiene que ver con el arte de vivir y escribir, la vida que transcurre en un silabeo. El poema se acerca a la llama, pero no se quema. Es aquella mariposa de Goethe que pretende a la dulzura sabiendo que morirá. En Todavía oscura de Ale Pastore se trasluce la dificultad de escribir y no tanto de soñar. Hay precisión en las imágenes, fisuras que rompen cualquier regla, o formalidades poéticas. Se trata de vivir, claro está, y de buscar alguna razón a la vida y a la poesía; por suerte inencontrables. ¿Existe alguna razón para escribir, y ser señalada en el camino? Los poemas de este libro muestran su madurez en el tratamiento de ciertos temas como la presencia de eros, el tiempo, y el arte moderno. Todavía oscura nos dice, aún vivo, aún canto, aún camino entre un bosque pleno de luz.
El lirismo —como ha señalado Jean Michel Maulpoix— no le da la espalda a este mundo: vuelve aquello más próximo y más sensorial confrontándolo con lo que no lo es. Tal es el curioso saber del poema: al frecuentar lo imposible se le toma la medida a lo posible. Ale Pastore en Todavía oscura se abre al mundo y sortea en sus poemas la posibilidad de silabear con los sentidos. Lo lírico no es lágrima o ceniza, sino el equilibrio de la voz entonada sin tiempo. Así se presentan cuadros de la memoria, devenires del presente donde pesa la piedra y se siente el aire del árbol. Este libro comprueba que el lirismo es la celebración de la vida, materializado en figuras claves como la madre, la abuela o las hermanas, la casa del porvenir, y las uñas de eros. Ale Pastore trabaja con denuedo en la precisión de las imágenes, sabe agrupar versos que se lanzan desmedidos para zanjar una trama particular. Por ahí vuelan pájaros, arboledas, algunos jeans y obras de arte. El corazón convoca su vuelo, una llama viva los enciende. Todavía oscura es la plenitud de la claridad. Oscura es la noche o el ave, el día pleno cuando se levantan las flores. En este libro la poeta forja su palabra con sabiduría y madurez. Descree en la falsa inspiración y se avoca al trabajo sereno de la corrección constante. Frecuenta lo imposible para tornarlo factible: “La vida quiere más vida, donde no cabe”.
Teresa Calderón, la notable poeta chilena, señala acertadamente: “Qué gran experiencia es leer a una poeta que tiene tan claro el oficio de escribir. Sus poemas son textualidad, tejido, textura y trama que viene a ella con el movimiento de palillos de la abuela que aplaude desde su ovillo de palabras sonoras, las cuales se unen a la mirada de la madre que atrapa el mundo con su luces y sombras mientras pinta lo inefable sobre una tela-página. Entonces, emerge Ale Pastore que aprendió las lecciones de las mujeres creadoras de su vida y toma la posta para unirse y homenajear al género en su discurso lírico. Y ese es el gran secreto de la poesía: la alquimia que surge combinando en dosis exactas, la mirada y la palabra que se abrazan y estallan en versos frescos, luminosos y llenos de significado”.
En suma, Ale Pastore, toma posesión de su voz poética en un marco oscuro y luminoso, y dentro de su devenir, encuentra otro sentido a la claridad.
Aquí comparto una selección de poemas de Todavía oscura (2022)
SELECCIÓN 5 POEMAS
(De Todavía Oscura – 2022)
LA CAÍDA DE ÍCARO
Pintura de Marc Chagall
¿Será que ya duermes en el mundo
azul cobalto de Marc Chagall?
Sobre el estupor de los riachuelos silenciosos,
sabiéndote camino que marca las salidas
y acortan las brumas malvas que la cruzan.
Serás levedad celeste sobre las alas de Ícaro,
saltando al abismo en un vuelo de espera
kilómetros bajo las nubes, al ras del suelo.
¿A dónde trasladar las cenizas de la negra noche?
¿A dónde lleva esa vía y su sentido?
Dicen, anda ahuyentando el temporal que se desvanece,
medianamente alejado del dolor, así; desplegando la tristeza,
como si asomase la apocalíptica combinación,
alta quimera delirando sobre su cabeza de León.
Ahuyentando lo que en continuidad, ya nunca es
y ahora a lo lejos, el sentir de la nada
bajo la gracia misma de la tierra solitaria,
trasladando los colores al linde de tu blanco cuerpo.
La vida quiere más vida, donde no cabe
HE MUERTO MIL VECES
Ante ti he muerto,
y con ello muere
mi amor de ti.
Muere mi sombra
sobre más sombras
y mis labios yermos
escapan de existencia.
Ante las miradas
hemos muerto.
Se han cerrado
nuestros ojos fríos,
sin curvas ni penas
ni versos de amor.
He muerto y muerto
y mil veces muerto.
¿No escuchas?
¿Dónde vives?
¿Dónde quedó el hogar?
Esta casa mía
se ha ido para siempre.
Ha cruzado el ventanal.
Me he plantado
en medio de la calle
para escuchar los versos
de los jilgueros cantores.
Siguen cantando
en este silencio.
Hay silencio hoy en la calle
y aun así, hay canto
sobre esta ciudad.
El oleaje no muere
se lleva las lágrimas
y con ellas mi muerte.
He muerto y muerto
y mil veces muerto.
Y no me verás morir.
EL ENTORNO
El entorno golpea,
pasea nocturno
bajo los olmos
que son la sombra
de lo que fue
desmembrado.
Ha llegado el duelo
años después
como gran epitafio
ilustre, airoso.
Se levanta al vuelo
al poema como a la tierra
abre el cauce de lo que
yacía dormido,
protegido de las borrascas
que anuncia el tiempo,
el propósito que celebra
la vida y engulle
lo que no tiene lugar.
EVOCACIÓN
A mis hermanas Claudia y Milena
1
Corazón, mar de costas misteriosas, su alborecer en la arena húmeda se mezcla con la sombra descolorida, mientras gaviotas incesantes pasean entre cielos ventosos y acantilados, que ni el ruido del vuelo alado se disipa, cuando nace el día y baña nuestra inocencia.
2
Y retorna la claridad cuando me pierdo en una sonrisa diluida en los cristales de mi infancia. Tres vestidos, tres pares de medias y zapatos blancos, tres atentas miradas a un mismo cielo, me recuerdan que no existe niebla que perdure y que la distancia también es un nudo que amarra el tiempo.
3
Sentada junto a mi mar, en su orilla —El fondo de la vida— escena que invita a toparme con ellas, para cubrir mi cuerpo de agua y mis labios de sal. El sonido permanece y también borra, alejándome de todo aquello que revolotea, y mientras el cielo cubre la memoria, nacen geranios de luz como ofrenda, sin preocuparnos a dónde alumbren.
4
En la sombra duerme la pureza del aire, las hojas son la espera del sonido tenue, el silencio busca consuelo y esperanza, la casa en que crecí es el alféizar que me sostiene, el hogar que me acopla, el ocaso que siempre cae sobre todo aquello que no tiene voz.
EL GRITO
Nadie sabe, sabe nadie: la nada
del que pisa o aplasta la voz
y repone y recobra y quita
se disipa la nada, vuelve y talla
en los fondos ojos del silencio
donde grita la garganta y calla.
Nadie es en mí, en mí nadie
en ti está todo aquello que nace
otro silencio batallando fantasmas
más viva y vida, más muerte y llaga
y sana y cura y enferma
y el dolor expulsa lo que traga.
Ale Pastore, seudónimo de Alessandra María Chávez Maggi. Es una poeta peruana. Nació y creció en Lima. Licenciada en comunicación social y audiovisual, artista multidisciplinaria. En la actualidad escribe una columna de prensa cultural en el Diario “Poder Edomex” de México. También forma parte del comité editor de “Códice - Revista de Poéticas”. Su obra aparece publicada en diversas revistas de Perú e internacionalmente con traducciones al portugués, italiano, inglés y griego. Recientemente ha publicado La distancia del tiempo (2020) y Todavía oscura (2022), por Gambirazio Ediciones.