La histórica ciudad de Salamanca se convierte nuevamente en el corazón vibrante de la poesía iberoamericana con la entrega del XI Premio Internacional de Poesía Pilar Fernández Labrador. Este año, el premio principal ha sido otorgado a la talentosa poeta costarricense Nidia Marina González por su obra Atrapanieblas, mientras que el accésit ha sido concedido al destacado poeta español Valentín Navarro Viguera por su libro Movimientos de Luz. Ambos serán homenajeados en una ceremonia especial el próximo 13 de octubre, en el marco del XXVI Encuentro de Poetas Iberoamericanos, un evento que promete ser inolvidable.
La selección de los ganadores no fue tarea fácil. Un jurado compuesto por reconocidos poetas y críticos literarios, encabezado por el poeta y periodista Jesús Fonseca, tuvo la ardua labor de elegir entre 1604 obras provenientes de 28 países. La calidad y profundidad de las obras presentadas hicieron de esta edición una competencia reñida y emocionante, en la que los dos galardonados se destacaron por la fuerza de sus versos, logrando el reconocimiento por mayoría.
El libro Atrapanieblas de Nidia Marina González será prologado por el renombrado poeta y periodista Carlos Aganzo, lo que agrega un toque especial a este ya importante logro literario. La obra Movimientos de Luz de Valentín Navarro Viguera, que obtuvo el accésit, también será celebrada durante la ceremonia.
El Premio Internacional de Poesía Pilar Fernández Labrador, aunque no cuenta con una dotación económica, ha ganado un lugar de honor en el panorama literario hispanoamericano. Su prestigio y credibilidad han crecido con cada edición, convirtiéndolo en un faro que ilumina y fortalece los lazos culturales entre los países de habla hispana. Este premio promueve la poesía como una forma de arte vital, capaz de capturar y expresar la esencia humana en su forma más pura y emotiva.
En este contexto, Nueva York Poetry Review celebra con inmenso orgullo que una de las poetas de nuestra casa editorial, Nueva York Poetry Press, Nidia Marina, haya recibido esta significativa distinción. Este logro no solo pone de relieve la extraordinaria calidad de nuestros autores, sino que también reafirma nuestro compromiso con la promoción y difusión de la poesía en toda la comunidad iberoamericana. Es un momento de profunda alegría y satisfacción para todos nosotros, que refleja el poder transformador de la palabra escrita.
La ceremonia de entrega de premios será un punto culminante dentro del XXVI Encuentro de Poetas Iberoamericanos, donde escritores, críticos y amantes de la poesía se reunirán para celebrar la riqueza y diversidad literaria de nuestra lengua común. Es una cita que promete conmover e inspirar a todos los presentes.
Nos complace compartir el poema que da título al merecedor del premio.
ATRAPANIEBLAS
Por Nidia Marina González
1.
Nos hicimos río y la niebla se convirtió en duda,
nos hicimos niebla y la piel se volvió agua.
Por amenaza de sed
nuestros afluentes desaparecieron.
Volvemos a inventar la corriente
a dibujar con tiza y rocío las cascadas
y atrapar la niebla colgando redes
en el aire del desierto.
2.
Buscar el fondo de las piedras
para comenzar la siembra
de bromelias en arena seca
y narcisos sin nieve.
Días sangrantes
y cántaros de agua guardados.
Ya no hay guitarra alguna
que toque la dulzura mientras quema.
Ya no existe ningún sitio tan amargo
como para quedarse atrapado en él
y desmoronar los códices.
En la hora de la amargura
cuando las costillas, de las que no nació Adán, se quiebran,
pero que Eva ensanchó para parir una raza entera
son posibles las palabras
el pálpito de la sangre y las resurrecciones.
3
Rebusco un sitio blanco o naranja
donde tender los restos de los años.
Una lista de revistas con hojas resecas y fotos manchadas.
Ni la vida ni la muerte en la hilacha de las manos,
sólo galerías y ventanas que se suceden.
Linternas mágicas proyectadas en los pasillos.
Nos convertimos en agua desde el cuerpo fertilizable.
Subterráneas, movemos, milimétricamente, los mares.
Nos tomará siglos atrapar la niebla.
4
Hay pisadas en el agua desafiando la levedad.
Hay canales hondos
testigos de las decabuelas abusadas
pero no se ven las marcas.
Están debajo de la niebla,
a veces tan abajo,
que muchas se niegan a asomarse al vértigo de la herida,
eligen no mirar
seguir como si nada.
5
Hay pisadas en el agua,
y tendrá que bastar mi voz sin hueso
mi voz aguda
su desgarro
para enterarte cuánto nos falta.
6
Hay más años que murallas
más olvidos que canto.
Más sangre incomprendida que acordes para contarlo.
Las calles se llenaron de barro
de sombras sin nombre
de voces acosadoras.
No se puede caminar sobre sus lomos
ni descifrar el cielo lleno de humo,
no se puede separar el humo de la niebla.
7
A veces, en ausencia de lluvia,
me sostengo de la bruma
del hueco en el bambú y sus piedras atrapadas
para invocarla y olvidar la sed,
exprimir el atrapanieblas.
El aire seco del verano, con fondo de quemas,
con olor a cenizas asfixiantes,
seca los ríos de la garganta.
Y la niebla baja dulce y liviana
hasta el regazo
hasta el vientre
hasta el pecho que de lleno
amamanta.
8
Una mujer alimenta a su hijo
aunque esté seca.
Exprime su cuerpo
aunque eso sea
solo un acto de fe.