INTERROGACIÓN DE LAS HÉBRIDAS
Después de gravitar sobre olas y más olas
y constelaciones marinas, arácnidas
nocturnas de ignorado fulgor,
traté de comprender con la mirada la tenue
geografía, la enigmática ilación
de la noche esparcida de medusas
impugnando el vacío: pregunteles
hacia qué otro horizonte se tendían
cual redes, si eran correspondidas
por alguna ribera o hallaban su placer
a la deriva, derivando una íntima
finalidad de la errancia, una alegría
dispersa, gratuita. Impelida por el súbito
brote de alas, halada por un viento
cisalpino, oriental, quise estimar
su paralaje, abrazar su perímetro, bucear
en todo el ámbito de esa fascinación,
marearme en los confines de la imagen.
Cómo decir que me prendí de aquella floración
de algas, que algo en su trémula
eclosión, en su obstinado brillo,
fue develando una figura afín en la memoria,
se calcó, luminoso, sobre el cuerpo,
vino a ser la materia de un reencuentro.
ENTRETEJIDOS
entretejer (del lat. intertexĕre)
I
Uno elástico, uno revés: como decir
una de cal y una de arena, no ayer
hoy casi mañana nunca,
silábico ping pong sobre
la lana, naturaleza muerta
(naranjas, otoñando): como decir
jaque mate. Remata
punto cruz.
II
Estación rebobina:
despaísate,
cambia aguja por pincho
de cocodrilo, gacela, lana
por algodón de Nilo, suéter por
kanga, hilado fino, escape. (Hastío.)
Muda dieta, muda molde y modelo,
maniquí.
III
Las piezas se enredan
(la trama se espesa), vuelve a tejer
orillas, fugas, vindalúes⸺
la misma lana, sí. Practica punto arroz,
trenzados: kama sutra, riega
vodka en lassi de mango.
Enreja delantero izquierdo,
corretea derecho.
IV
En el entretiempo de la trama se cuela desenlace
frío de ducha y café express, se entreteje en
caliente un tejemaneje de delicatessen:
cúrcuma, yogur, legumbres,
finas madejas holandesas,
cervecita helada. Deseo.
Nudos y puños por
urdir y destejer.
(Obra, mía).
MAYERLING
(Niederösterreich, N.Ö.)
Vamos viendo:
la tarde se perfila indecisa (un primero de año
de otro enero) algo debería cuajar, no halla su punto: desconfía
del hechizo de luz
cuesta arrancar: a Baden, un rodeo (por Mödling
hasta Mayerling, la vuelta por el valle de Elena junto al Schwechat)
convendría algún gesto
viene en cambio el pretexto: Carmen a desafiar
los decibelios, a poner en escena otro drama (y atentos: a sentirlo
en el cuerpo)
en el recitativo se despliega el tira y afloja
(el juego) que habrá de resolverse en grito/suspiro/monólogo interior:
un aria
la salida de Viena allende el Gürtel: del bosque
de suburbios al desierto de bosques (apremian ya las sienes y la hora,
la úlcera protesta)
para: el canto conspira (el mapa miente) manda
callar a Carmen (y más bien) suelta el mapa y la risa, baja la guardia,
baja la ventana
acto segundo:
el desvío seduce con cariz de destino (¿no será
desatino?) lívido entre colinas Heiligenkreuz apenas reconforta (se
precisa el concepto de N.Ö.)
el castillo de caza ha de estar cerca, el aire
se humedece: cede el cutis, ceden los pulmones (vana convalecencia)
Mayerling:
¿esa aldea dispersa en pleno valle? ¿o aquellos
pabellones al borde del camino? (en lo alto se agitan nubarrones de invierno
y una marcha nupcial) se abre un patio:
tras cortinas de gasa, algunas carmelitas (vicarias
del desliz) toman té antes de vísperas, dan gracias a la Virgen:
a chelín la estampita
el autobús turista marca el sitio, la fila de italianos
el acceso (oscurece) faltan sólo minutos para el cierre,
todo aguarda (necesario y propicio)
nuestra entrada:
(no hay signo como el frío de Dios) de pie ante
el altar, la cenefa celeste dirige la mirada hacia el recuerdo exacto
del piso superior (dinamitado)
un poco más arriba, donde está el crucifijo: el
pálido horizonte de las sábanas, la cama en que folgaron (y yacieron:
él tras la cacería, ella quién sabe si antes y por qué)
una bóveda, unas líneas de fuga en el espacio:
el lugar de la muerte (muchos habrá que ni lo noten) las salas adyacentes
un tierno mausoleo al adulterio:
las fotos de la Gorda, de frente mejor que de
perfil (muy joven) la silla de Franz Josef, el samovar de plata y algún
jarrón de Sissi (ni rastro de la cónyuge)
afuera sí:
en la Gaststätte cuelga debidamente Stéphanie
al lado de un trofeo de caza entre el rey y la suegra no lejos de Rodolfo
(su legítimo esposo)
como si no hubiera –Mary– pasado nada, como
si no existieras para los fieles (los católicos) parroquianos de la Baja Austria,
como si
(¿todos me miran?)
tú brillas por tu ausencia
en la Gaststätte, Mary
(ha de ser un error, no hay parecido)
es ella
¿Baronesa von Vétsera?
bebo el último sorbo de cacao, trago
(altiva):
aquí estoy.
POEMA DE AMOR
contigo protagonizar mis versos más queridos,
por ejemplo sentir cual pez mis pies entre tus manos holgando
en el balcón de baudelaire o atisbar tu mirada de hielo cincelada en
nevermore por verlaine y, después de la tormenta, del brazo pisar quedos
la nieve en nuestro parque vienés haciéndola crujir como el suave caminar de la
noche, fingirme otra imaginándote otro, tú que yo hubiese amado y tú que lo sabías:
inevitablemente, aún y siempre, baudelaire, o en nerval presentirte tenebroso,
viudo y desconsolado y por añadidura príncipe de abolidas lides, decadente o
romántico, mallarmé fulminado de azur o laforgue hipocondrio en estado
creciente o menguante imitando la luna, o colmo de placer, desnudos
sublimar el polvo de quevedo y yacer confundidos, tú poeta,
yo lysis, saboreando la ceniza de fénices: quincunce,
quintaesencia, quiasma, vivir vicariamente en ti
las cien mejores poesías de la lengua
OBSERVADOS EN VENECIA POR MARY MC CARTHY
The rationalist mind has always had its doubts about Venice.
MARY McCARTHY, Venice Observed
Como una escritura invisible alzada contra el fuego connatural
a La Fenice vamos leyendo las leyes de este nuevo juego. Primera
conclusión: nos hemos equivocado de ciudad. La Serenissima
es impaciente con los enamorados, prefiere la aventura, los golpes
de teatro, la espejeante apariencia de la seducción: amantes
que se persiguen y rehuyen, incendios y saqueos del alma (Byron
ardiendo en vida, Casanova, virtuoso, desfalcando al Tiempo).
Pero tal vez sea esa también una quimera y es otra la ciudad
que se evade tras los patios cerrados, las rendijas.
La ciudad
que encandila nos repele y repliega a los amplios brocados
de los cortinajes, al fino lino egipcio de las sábanas. El lecho
oscuro y fresco nos promete una pasión callada y un despertar
acorde con la otra Venecia, la fija, la expectante. La del asombro
sostenido y la mirada al bies, la que indaga más allá de la pátina
del tacto y hurga bajo la piel, la del idilio pleno de presentimientos,
esa que se desnuda en las telas de Giorgione y comparece aquí
ante la duda, el horror al vacío.
Conclusión segunda: esa es
la vuestra.
EJE DEL SILENCIO
Cuando casi fue nuestro
después de muchas lunas
lo azotaste con tus cuerdas de fuego.
Y otra vez conjuré un aliento de garúa
y vino
tu palabra dulce a quebrar el quiebre del silencio
que no es el de los corderos,
el de las puertas que se cierran solas
al paso de los amantes o los niños.
El silencio del aullido cuerpo adentro.
El silencio de agua gélida sobre ojos hinchados,
el silencio de hervor de agua suavizando
la espalda de poliuretano.
El silencio de una casa, cuál,
antes que el silencio me alcance.
La casa del silencio
donde tú no estás.
Será lo tóxico del aire:
goteos de duendes malos
que nos tienden un cerco, ese túnel
entre mi hombro y tu cuerpo.
Opta entonces por dar
rienda larga al pulmón que te aprisiona o
tómame entre tus brazos
y eso ya es otra historia,
número imaginario
modular.
No basta
aunque conviene
conocer la geometría del plano.
Pero es el álgebra de la cama lo que importa
la cifra de la noche sin ventanas
porque la cama es una
de las ventanas de la noche
siendo la otra la luna
lunera
cascabelera
irreductible coma
en la cuadratura de este círculo.
DÍSTICOS GRIEGOS, 500 a. C. – 2005 a. D.
La felicidad (una buena taza de chocolate luego del cumplido amor)
me ronda como un perro, me olfatea y se hace polvo ante mis ojos
ANTONIO CISNEROS
I. Templo de Atenea Niké
En el umbral del propileo abierta a nuestros
pies la mariposa negra un guiño
a la belleza frágil frente a tanta piedra
naranja y negra mariposa
indemne
como anunciándonos que la piedra también
hasta el mármol pentélico caerá
II. Templo de Poseidón
Al fin así las velas blancas se alzan sobre el mar
duras y flacas entre el viento y el azote
del sol forjando el preciosismo de la sangre
en amatista línea y el díptico zafiro
encierra la cristalizada estela de Egeo
en su gran salto de ópalo
III. Templo de Afea
Dórica desapareció en la colina peinada de pinares
extintos y una redecilla pistacho tierno
suple en levedad la carga de columnas reacias
un lecho de virgen ninfa a desvelar
todas allí de Atenas eternizando envidia y Afea
más y más bella en su invisibilidad
IV. Pórtico de las Cariátides
La fácil fórmula de la dicha sobre una
taza roja en la terraza recoleta
de una taberna en que se ofrece chocolate
vienés mantel a cuadros flores verdes
claro de bosque oscuro peso del ocio
en la falda del Partenón (con él)
SIN TÍTULO
El mito no indaga cómo
sino quién
el título invocable es todo
nombre
distinción
distancia
incólume
ante los avatares
del novelón familiar
imperio veleidoso de sangres
guerras
periplos
sumas y restas urdidas por las moiras
en el arcaico cielo
del olimpo.
Por un curioso albur
el patrimonio
el patronímico es todo
no bárbara apatridia: téngase
techo y terruño
y vástago:
centella del hogar
Llama
(se llama
y llamará)
pero el hogar
es ella
el drama
el alimento
el lugar del fuego
Hestia
o María
vestal amazona
o madre soltera
sin escudo y sin armas
fundadora
sin título
María Elena Blanco (La Habana, Cuba). Estudios universitarios y posgrados en literatura francesa, española y latinoamericana (Université de Paris, New York University). Traductora de las Naciones Unidas en Nueva York y Viena (1983-2007, actualmente freelance). Poesía: Posesión por pérdida (Libra: Santiago/Chile y Barro: Sevilla, 1990), Corazón sobre la tierra/tierra en los ojos (Vigía: Matanzas/Cuba, 1998), Alquímica memoria (Betania: Madrid, 2001), Mitologuías. Homenaje a Matta (Betania: Madrid, 2001), danubiomediterráneo/ mittelmeerdonau (Labyrinth: Viena, 2005), El amor incontable (Vitrubio: Madrid, 2008), Sobresalto al vacío (Mago: Santiago, 2015); las antologías Botín (Bokeh: Leiden, 2016) y De parte de nadie (Matanzas: Matanzas/Cuba, 2016); y las recopilaciones Wilde Lohe (Wieser: Klagenfurt-Viena, 2007, en traducción al alemán), Havanity/Habanidad (Baquiana: Miami, 2010, español-inglés), Poesía escogida/Poezii Alese (Bucarest: Orient-Occident, 2016, español-rumano), Escrito en lenguas (Verbo(des)nudo: Santiago/Chile, 2016) y Oro vano (Verbo(des)nudo: Santiago/Chile, 2018), así como traducciones al chino, francés, griego, italiano y portugués aparecidas en revistas. Ensayo: Asedios al texto literario (Betania: Madrid, 1999); Devoraciones. Ensayos de período especial (Almenara: Leiden, 2016). Traducción poética: Gerhard Kofler, Al filo de los días, alemán/italiano-español (Matanzas: Matanzas/Cuba, 1998); Marie-Thérèse Kerschbaumer, Nueve elegías, alemán-español (Wieser: Klagenfurt-Viena, 2004); Charles Baudelaire, Las flores del mal, francés-español (RIL: Chile/España, 2021), entre otras.