INEVITABLE
Otra vez lo hemos hecho, ver de cerca
el temporal mayor.
¿Alguien podrá negar que reconoce esa magnitud?
No vas a preguntar por el comienzo,
no existen las primeras cosas.
Se desvía el camino, también yo
sostengo por un rato esta dialéctica, después cedo
al espíritu simple del hogar.
Toda la noche cayó la mala lluvia
como un aviso de lo que nunca acaba.
Solo debajo, en el centro poesía
un pensamiento con redes que se expande
para mutar en arco, ser carnada.
Algo vital que regresa inevitable
atraviesa la historia que confunde
y cuando el viento crece y decae la confianza
ilumina pequeños desplazamientos.
Comprende los silencios, las visiones calladas.
PLEGARIA
Rastro de nada, no te asomes de nuevo
ahora que es invierno
se cayeron los templos del balcón.
Las cosas que más pesan se levantan
no lo compensa el fuego,
la tibia comodidad de este aislamiento.
Forma vacía, no te muestres ahora
que el verde de las plantas no me alcanza,
ahora que la orilla es una calle desierta
y todo lo que crece anticipa un final.
Noche, te pido algo que por fin nos alivie
que devuelva lo nuevo en medio de lo nuestro.
Y esa alegría cierta, reanimándose.
(Irrupción que la nombra, no me olvides).
LA MISMA LUZ
Es poesía, enciende una puerta cerrándose
y eso que la traspasa bajo la misma luz.
En un solo destello te hará ver
el cielo rojo que caía sobre Tánger,
la curva del camino por donde iba
tu corazón desclasado a embarcarse,
el cajón que resguarda el manojo de llaves.
Sucede en vos.
Ese jardín vecino con su aire más libre,
la ventana que se abre hacia el primer calor.
Y esto que ahora vuelve:
el modo en que él no llora,
los dieciocho partos de tu tatarabuela,
la aleta lenta de aquel viejo pez.
En esa misma secuencia podrás ver
a una mujer que asoma en el último escalón,
su andar de escolta, su paciencia tatuada
el modo en que te mira saturada de sí.
Con ella tu pañuelo, impregnado en perfume
y el silencio que a veces te resguarda. Todo
conforma este momento, se sitúa
indiscutible y puro
bajo un halo que casi
llega a existir.
POCOS PASOS
Qué poco faltaba para ver
más allá de esta calle
encontrar la perfecta distracción de los pasos
dejar atrás la errática confianza
en las flores silvestres.
Qué distancia pequeña hasta soltar
detrás de esa pared la voz privada
dejar caer la sábana
elevar lo contrario a una plegaria, los linajes
del alcohol con sus vehículos
qué fácil
apagar las ideas, desarmarse
si algo despabila, si una palabra empuja
si se desplaza, simplemente se lanza
como mancha de vino en el mantel
desprolijo y festivo
tu deseo.
SIN LLEGADA
1
Era invierno, escapamos al mar
¿por qué vuelven ahora las mismas jaulas?
Había crecido la Santa Rita, ese era el logro
¿por qué otra vez la flor baja
pétalos en el mosaico
sequedad?
2
Ya pasamos por esto, pagamos
las noches con su fuego.
Debíamos llegar a otra estación,
luego la permanencia.
¿Y cuándo
se gana la palmera, la luz
quieta en la orilla?
¿Cuándo el camino que repita su verde,
nos lleve
ida y vuelta a una playa donde niños
afinan su escultura?
El palo para tirarle al perro,
un simple desagüe al mar.
Faro cuando el sol abandona, pisadas
junto a las olas bajas.
Tu voz nombrando lo sereno
las cosas inofensivas, nuestras.
LA RIQUEZA
Ayer miré las ramas de un tilo bajo nube,
la estructura perfecta de una margarita.
Escuché el modo no grave del océano.
Estuve ahí, entregada a esa escena
como al agua de un nacimiento.
Por un momento fue mía aquella vida.
Después volvimos. Esto
no se detiene nunca, me dijiste.
Poseer es un verbo transitorio,
irreal.
TODO LO QUE AHORA NIEGUES VA A TEMBLAR.
Es tan delgado el hilo que se enhebra
con la vista prendida en el instante.
Tu forma de estar en el mundo
alguna vez se irá, cualquiera sea.
Podés soltar el botón de la blusa,
buscar tu imagen en el reflejo del vidrio,
imaginar los meses que vendrán
con la avidez de querer llegar a todo:
van a seguir pasando nubes a punto de caer.
Nubes y pájaros,
y cada partícula en su único trayecto.
HABLO SIN DIRECCIÓN Y DE A RATITOS CALLO
mientras el aire impacta la ventana.
Escucho algo deslizarse en la terraza,
mis pensamientos
asoman breves, la inquietud los cohíbe
de pronto sé
es una de esas tardes
una espiral volviendo a sus inicios
la forma recelosa de saberse perder,
nada
se hará concreto excepto recordar
que el más pequeño movimiento es tiempo.
ESTO EN VERDAD NO AVANZA
el polen y el tallo
caen en un lugar centrífugo.
La vida ocurre en un eje suficiente
no va hacia adelante, cambia en su lugar
mientras el corazón se arrima a lo que ansía
encuentra un nuevo paisaje de palabras
o se rinde al letargo.
NO PERMANECE, MUEVE SUS CONDICIONES
cambia a cada momento como la luz
como aquella que viste desde el puente
por donde ibas con la soga suelta.
Esto no se detiene, apenas se establece
mientras la sombra de lo que es
y lo que pudo ser se aúnan,
cada elemento conjugado ablanda su posición.
Solo eso, y la voz
que insiste en atenuar
y el ejercicio de llegar a tiempo
a frenar las pequeñas desolaciones.
Ana Lafferranderie es uruguayo-argentina. Nació en Montevideo en 1969. Vive en Buenos Aires desde 1990. Publicó sus primeros poemas en dos antologías: Editorial Nuevo Ser (2002) y De los Cuatro Vientos (2005). Luego los libros El cielo tácito (Sigamos Enamoradas, 2007), Volcar la cuna (Ediciones del Dock, 2012) –por el cual obtuvo el Primer premio de poesía del Fondo Nacional de las Artes de Argentina, edición 2011–, Día primero Ediciones del Dock, 2015), Algo no pasó, publicado en México en 2016 (Cartopirata) y Casi real, en formato digital (La Castalia, Línea imaginaria, 2020). Poemas suyos han sido publicados en diversos medios gráficos y digitales de ambos lados del Río de la Plata, así como en otros países de habla hispana, en Brasil (traducidos al portugués) y en Estados Unidos y Holanda, con traducción al inglés de Laura Chalar. Otras publicaciones: “Confinamiento” en El fakir confinado. Distante presencia del olvido (Línea imaginaria y Vallejo &Co, 2020), Antología Federal de Poesía. Ciudad de Buenos Aires (CFI, 2019)., antologías Plata Caribe (Poesía uruguaya y dominicana, 2008), y El manto de mi virtud (Poesía uruguaya y cubana, 2011).Fue organizadora del ciclo de poesía de la Librería Fedro, en el barrio de San Telmo, en la ciudad de Buenos Aires, entre otros encuentros y lecturas. Coordina el Taller de poesía “Donde abrimos la caja” y colabora con Op. cit, Revista blog de poesía argentina.