VIVENCIA DE ISLA NEGRA
(Fragmento)
Llega suave la ola
roza el silencio de las rocas,
desvanece la oscuridad
que vuela
al contacto del agua.
Son las primeras horas del alba
en Isla Negra.
La sorpresa de la luz
vibra
en esta plenitud que me habita.
Aparece la claridad al golpe de los remos.
Ya viene el mundo y su algarabía.
El sol se une a la voz de los pescadores,
se adentra en sus conversaciones
pulidas
con el agua del mar de Neruda.
Isla Negra, enero de 2006
SHASTA
Con un impulso propio
se van formando las palabras,
me llevan
hacia la amplitud
cubierta por la nieve.
Seducido por su belleza,
me adentro
en esa soledad cautiva.
Emerge mi silencio…
Me estremezco.
Cierro los ojos,
viene hacia mí la noche.
Decidido avanzo hacia la intimidad
de la montaña…
Entre las jóvenes sombras de la noche
soy un pájaro que ya conoce las alturas.
California, USA, junio de 2014
NEANDERTHAL
No conoce a nadie.
Vive solo entre la sombra y su esperanza
en medio de la bondad silvestre de la sierra.
Confunde al sol con un amigo involuntario,
deletrea palabras inaudibles,
esbozos de un paraíso perdido.
Calma su sed con el agua de la lluvia;
dos veces desnudo
busca la calidez de las cavernas.
Quien lo ve pasar con su locura a cuestas
piensan que está perdido,
pero él no entiende esas miradas.
Vuelve a avanzar…
Sólo un antiguo temblor entre los días
le recuerdan
el roce de la tierra húmeda sobre su cuerpo.
UN ÁRBOL
Todo tiene su tiempo,
Y todo lo que se hace bajo el sol
Tiene su hora
ECLESIASTES
Tal vez nunca llegue la claridad que en mí está dormida.
Puede que el agua no me sea suficiente
para entender el modo de ser
de cada una de mis ramas.
Estoy aquí,
como una moneda lanzada al aire caí en la tierra
y a veces me desespera el mundo…
me cansan las esperanzas que aún tengo
por perseguir el sueño de la vida.
Cada mañana siento la bondad de mi familia.
Cercano a su voz
tengo razones para no escribirle a la tristeza.
Nací débil, mi tallo frágil se confundía con la niebla
y eso me dio razón para esconderme,
pasar inadvertido en la vastedad del monte,
ante aquel rayo
y aquella nube
que persiguieron mi sombra tantas veces.
El tiempo me dio fuerza…
abrió la intención de mi voz a los recuerdos;
ahora, cercanos a mis ramas, cantan pájaros,
florecen las estrellas.
Una intención extraña, intuitiva
tiene su imagen tatuada en mi corteza.
Quiero encontrar el camino hacia la tarde que me espera,
abrir la soledad que siento a las sonrisas verdaderas.
Siempre seré el visitante,
huésped que no comprende, a veces,
la necesidad de este lenguaje.
Yo no deseaba tener raíces en la tierra,
porque más que la voz era para mí el silencio;
pero la intención del río,
tan lisonjera cuando quiere,
la beatitud del viento después de las tormentas,
me han hecho mantener un diálogo con el futuro.
Siento mi tronco, mis raíces
me dicen que la vida ha sido buena;
pero a mí me interesa el destino de las hojas,
su intención de perderse en ese vuelo
hasta entender que hay detrás del horizonte.
Tal vez no he de encontrar nada…
Puede que mi deseo sólo se alcance con la muerte.
Pero en esta rutina que muestra mi reflejo sobre el agua
mi sombra aún se mantiene saludable.
ENSAYO
Voy a ensayar mi muerte
para recibirla con un gesto amable
cuando llegue.
Quiero que me vea amoroso
con mi mano extendida.
Mis ojos sentirán su alborada
antes de caer en la sombra.
Que venga ella a desaparecer
las líneas que se hicieron
en el mar de mi frente.
Que venga a compartir el aliento
surgido de la última caricia.
No sé si es pronto o tarde
para empezar a actuar.
Pero ahora que tengo el pulso firme,
y mi cuerpo todavía percibe
los hallazgos del amor,
quiero ensayar mi muerte:
recibirla con un beso suave,
tan pleno, como el primero que di
cuando tuve conciencia de ser hombre.
LA VISITA
Vendrás a buscarme.
Estaré sentado de frente
hacia la tarde que se marcha.
Sin que me nombres
sentiré tu presencia
entre el aroma de mis flores,
como cuando era niño.
Te entregaré otra vez mi fe.
Me alcanzarás
con la suavidad de tu mano,
y en tus brazos
me quedaré dormido.
LA OTRA VOZ
No diré tu nombre a los extraños.
Tu presencia la ataré al madroño
que envejece en el patio.
Compartiremos esta soledad
que pasa en medio de la vida
como el parpadeo de una tarde.
Nada es tan azul aunque parezca,
pero tú eres más real
que la niebla que dejan los años.
Estás en todo lo que viene
y en lo que quedó atrás.
Como inventando las palabras
deletrearé lo que me hablas…
Cuando en tu razón
yo encuentre
la única voz de mi vocabulario.
LA PERMANENCIA DEL ALBA
No envejecerá el beso que hoy nos damos.
Ha de permanecer el alba
para sentirlo
hasta en la hora de la muerte.
Te percibo más allá de mi cuerpo,
palpo tu mansedumbre activa
con el lenguaje de mi boca,
recién nacida el habla
por la bondad
que hace triunfar esta dicha en la memoria.
Después de ahora no prevalecerá el silencio.
voy unido a la voz que me trasmite tu mirada,
al tacto amoroso
que me descubre el temblor de tu pecho.
En el agua del mismo deseo
se limpian nuestros nombres.
cruzo la realidad, rompo el espejo.
Aparto la mentira de los años que aún no vivo,
la señal que me persigue.
Te alcanzo,
me eterniza el instante
en que el amor se nombra.
OBSTINACIÓN
En el desván donde hay tantas cosas rotas
está una silla en pie.
Apartada de la vida visible
sólo el polvo la toca
con caricia afelpada.
Un aire denso cae encima de ella,
tal vez por eso tiene lunares
que van cubriendo su madera.
En este hueco apartado de la luz,
en este mundo de silencios discontinuos
la silla emerge como una sombra viva.
Se resiste a derrumbarse entre las ruinas,
a confundirse con las grietas
que cada día se roban las paredes.
EPÍLOGO
Estaré aquí cuando se acabe el mundo.
Voy a mirar la claridad por última vez
en la mansedumbre de tus ojos.
Será en la tarde cuando llegará el fin,
inesperado y tierno
ha de entrar en nuestra conciencia.
No habrá temor…
como una ráfaga entre las nubes
vendrá su rayo,
apenas si nos daremos cuenta.
Esos instantes van a provocar la armonía
mientras caen las hojas de los árboles.
El tren en su ritual vespertino
se dejara oír como a las seis,
y los empleados han de de alistar sus cosas
para no volver nunca más.
La penumbra
amiga del relámpago y la sombra
se adueñará de nuestros pensamientos,
y como si aún fuéramos novios
nos besaremos como la primera vez
en la intimidad de la calle vacía…
Al calor de nuestros cuerpos
el final
será tan breve
como el paso de los pájaros.
PRESENCIA DE UNA IMAGEN
Recostado en mi tiempo de niño
te busco.
Extiendo mi nostalgia
en la mirada
que se encuentra con las nubes.
Apareces
y vuelvo a sentir
el relámpago que me provoca
contemplar tu rostro.
RAZONES DE LA FUERZA
Desde lo que aparece el fin del mundo
viene con el rostro moreno de sudor.
A pie firme, sostiene con los hombros la palangana,
guarda la gallardía del equilibrio
hasta en los días más desfavorables,
cuando el camino inundado por la lluvia
lo quiere hacer caer.
José es un joven profeta del llano.
Anticipado al futuro pregona con su esfuerzo la fe
en mantener el equilibrio de la casa.
La descortesía del sol no lo perturba,
su mirada hace entender que nada lo detiene
en su misión de acercarnos el milagro.
Qué sería de la intimidad del verde en el jardín,
de la fragancia de la ropa limpia sobre la agradecida piel
sin las voces que nos ofrece el agua.
Santos Velázquez (Sierra de Chincua, Michoacán, México, 1959). Ingeniero civil por el Instituto Politécnico Nacional y Maestro en Administración.Su formación en las letras la ha realizado en los talleres literarios de Ricardo Yáñez, dolores Castro, y los Poetas en Construcción, en los tres desde hace más de veinte años. Ha publicado 8 libros de poesía. Su obra aparece publicada en diversas antologías. Ha participado constantemente en Encuentro Nacionales e Internacionales de Poesía.